Un experimento gastrosocial: el marketing de la escasez y elBulli

elBulli inventó el FOMO antes del FOMO gracias a explotar nuestros sentidos de la urgencia y del miedo ante la escasez.

Peter F. Drucker (1909-2005), gran filósofo del management, decía: "Una empresa tiene dos, y solo dos, funciones básicas: marketing e innovación. El marketing y la innovación producen resultados; todo lo demás son costos". No soy experto en ninguna de las dos cosas, yo solo escribo, pero se pueden imaginar que Drucker más que un gran gurú del management, me parece más bien un mangante. O igual es que daba por sentado, entre los objetivos y funciones de una empresa, cosas como la satisfacción de los clientes por un precio justo y el bienestar de sus empleados gracias a un salario digno y unas condiciones laborales que superen en todo lo que sea posible -para mejor- las de la esclavitud.

Por desgracia, históricamente, la restauración -ya lo sabemos todos- ha sufrido precisamente de lo contrario y ni los salarios ni las condiciones laborales han sido siempre las mejores, sin atender -en este caso- a la condición de -ya que hablamos de marketing- la empresa. Dicho de otro modo, pues que en todas partes cocían habas. Por si esto fuera poco, recientemente o no tanto, la restauración también ha descubierto el marketing y la innovación, ambos de la mano de sus correspondientes gurús, personajes que jamás o muy poco se han cortado pelando nada y mucho menos quemado con una olla hirviendo, pero que se atreven a explicar a gente con más oficio que las putas cómo llevar su negocio, proponerles expansiones a costos que no pueden asumir financieramente y para los que no están capacitados, y que suelen terminar como el rosario de la aurora o, lo que es lo mismo, con el restaurador en la ruina -un poco por gilipollas, también- y el gurú llevándoselo crudo. Pero de estos, ya hablaremos otro día.