'Escribir gastronomía 2024': ya estáis tardando
Si no quieren ver a las mismas hormigas de siempre picando al mismo maldito elefante de siempre, hay que comprar este libro que se acaba de publicar y que está fetén y no porque salga un texto mío.
Vamos, vamos que he cogido carrerilla y voy a artículo por semana. Esta tocaría uno exclusivo para los suscriptores de pago, pero esto que les voy a contar hoy, quiero que lo lea el máximo número de personas. Y es que les quiero hablar de un proyecto que les necesita, nos necesita.
Ya me perdonarán lo belicista de la imagen, pero la ocasión lo merece. Los que nos dedicamos a escribir sabemos lo difícil que es en España conseguir vivir de lo que escribimos. Ya les digo yo que es prácticamente imposible, a menos que tengas la suerte, como yo, de trabajar en un gran medio, trabajes en la tele, te vean millones de personas e importe un comino que lo que escribas sea bueno, regular o que provoque náuseas, porque tu popularidad hace el resto. Entonces está chupado, claro. Si encima escribes de algo tan de nicho como de gastronomía, ni te cuento. Y si además, pretendes hacerlo más allá de los restaurantes y de los cocineros, ni te cuento. ¿Que hay, a pesar de todo, casos de éxito? Por supuesto, pero son los menos.
Por eso es importante apoyar los proyectos, individuales y colectivos, que pretenden dar visibilidad —2025 y seguimos en esas— a esas voces independientes que tratan de escribir de gastronomía de una forma rabiosamente contemporánea. Ya hablé de eso cuando escribí esto, hace más de tres años:
Suscribirse a newsletters —pagando, si puede ser— y comprar libros es, sin duda, la mejor manera de mostrar ese apoyo. También hace tres años, una pequeña editorial malagueña, Col&Col, bajo el impulso de
empezó un proyecto en este sentido: publicar, cada año, un volumen con una selección de lo que un/a curator y la propia Lakshmi consideraban que eran los mejores artículos sobre gastronomía que se habían publicado el año anterior, en español, en España y Latinoamérica. Eso es algo que en el mundo anglosajón, ese en el que decís todos que se come tan mal y os equivocáis, hace mucho tiempo que hacen, pero que aquí han tenido que venir una joven bárbara y una editorial pequeñita para ponerle remedio.Así que hace unos días, ya salió a la venta la tercera de estas recopilaciones, Escribir gastronomía 2024. En esta ocasión, junto al de Lakshmi, la selección tiene el seal of approval de
, o sea, la garantía de que en el libro hay mierda de la buena, material de primera, y nada de metadona o priva chunga. En total, veintisiete artículos cojonudos, si no me he descontado, para ponerse hasta arriba con buena literatura gastro, entiéndase aquí literatura en el sentido amplio de la palabra.

A ver, yo con Jorge y con Lakshmi no soy objetivo porque los quiero y los adoro, y no sé si los quiero o los adoro más. Además, han tenido a bien escoger un artículo mío, que no les voy a decir cuál es, pues de lo que se trata es de que compren el libro. Pero eso no es lo importante —aunque mola mucho—, lo verdaderamente importante es que las voces que recoge Escribir gastronomía 2024 son muy potentes y la mayoría jóvenes. Yo no, yo ya soy un viejo carcamal, gruñón y panzón, con lo cual, aparecer junto a tanto talento y tanta lozanía aún me hace más ilusión.
En Escribir gastronomía 2024, encontrarán artículos buenísimos de gente como
, , , Ana Luisa Islas, , , Pau Arenós (otro viejo carcamal), , , Enric González, Rosa Molinero, entre otros y así hasta los veintisiete que completan el libro. En serio, son muy buenos.Como escribe la propia Lakshmi en el prólogo y en referencia a lo que yo les explicaba al principio: «Decía Gay Talese que los periodistas son como una especie de hormigas picoteando a un solo elefante, “y nos estamos perdiendo historias importantes porque el espacio es limitado”. Ha sido así durante mucho tiempo. Ahí estaban el chef-chef, el restaurante aspiracional, el “merece un desvío”, la vanguardia, la tecno y la emocional (o ni siquiera eso)». Por eso, en estos volúmenes, escribe Jorge, «un editor tiene, en mi opinión, la obligación de encontrar eso, sea lo que sea, que convierte a un texto en una aportación relevante y, a la vez, en un testigo del momento y en una toma de posición frente al mundo».
Y sí, somos hormigas, pero somos las putas hormigas rojas, las hormigas de fuego, de las que hay más de 280 especies distintas en todo el mundo. Pero todas pican. Somos muchos, un maldito hormiguero, —aunque aquí solo aparezcan veintisiete—, somos todos diferentes, pero todos tenemos nuestro particular aguijón. Ya que me he puesto entre cursi y épico, dejen que les diga que, en todo caso, el nuestro es un veneno amable y que se dejen picar, ni que sea la curiosidad, y compren, por favor, Escribir gastronomía 2024, que además los gastos de envío son gratis.
Albert, sin palabras. Gracias.
Qué emoción compartir índice con semejantes autores y textos.
¡Saludos y gracias!